Una boda Deluz en marzo solo es para parejas atrevidas a las que no les importa desafiar el tiempo del norte y casarse fuera de temporada. Y con la del sábado 23, acertaron; un marzo que sabía a julio, un sol que brillaba en lo más alto y un cielo azul-Caribe. Una boda especial cuyos preparativos disfrutamos tanto que hemos querido plasmarlo en nuestro blog de bodas Luz se casa.
Cuando te dedicas a las bodas, uno de tus mejores amigos es el señor o la señora del tiempo, incluso aunque ellos no te conozcan. Aplicaciones de móvil, páginas web, el periódico o los informativos de radio y televisión son nuestra Biblia durante la semana, y el viernes previo a la boda del 23M estábamos eufóricos porque el pronóstico del tiempo estaba de nuestro lado y nos permitía preparar un precioso montaje de aperitivo en el jardín.
El viernes nos llegaron las flores frescas, la estructura del montaje, los elementos decorativos de las mesas… Deluz se parece al salón de nuestras casas la mañana del 6 de enero. La casa es un hervidero de ilusiones, de cajas por abrir, de sueños por cumplir. Ion, con las anotaciones sobre el montaje de la boda en mano, comienza a dar forma.
En esta ocasión, apostamos por los tulipanes blancos. Y decimos en esta porque, en Deluz, ningún montaje es como otro, por eso cada boda es única. El tulipán es una flor muy delicada que requiere un trabajo previo, y en eso Ion es el mejor de los especialistas. ¿Os acordáis del susurrador de caballos? Pues Ion también le habla por lo bajini a las flores…
Cortar tallos, llenar jarrones con agua, mimar una a una cada flor. Cuando las piezas de cristalería están montadas, comenzamos a dar forma a la mesa el mismo sábado, bien pronto por la mañana, cuando la casa ya siente los nervios y la emoción de la pareja y sus invitados.
La mesa italiana está a punto de cambiar su nombre a «mesa Deluz», porque es un montaje muy nuestro. Nos encanta que los invitados estén juntos, que los novios presidan el salón y ese efecto sorpresa visual que causa a todos cuando suben a los salones.
A media mañana, las responsables de bodas, Elena e Isabel, se incorporan al montaje. Lo primero que hacen nada más llegar es subir a los salones para ver cómo está el montaje y, os confesamos, se emocionan en todas y cada una de las bodas.
Lo más importante de su trabajo el sábado es contrastar la cifra de invitados, el seatting, los asientos con dietas especiales, las tronas de los bebés, los que tienen algún detalle particular, y las minutas.
Y llegados a este punto de la mañana, seguramente os estéis preguntando: «¿Qué pasa en cocina?». Es mediodía y Feliciano comienza a trabajar en las guarniciones de los platos y en el aperitivo.
Los camareros ya están por la casa preparando el cóctel. Nos recuerdan a esas imágenes de Gran Hotel donde todos se mueven como bailarines y bailarinas de ballet, el ajetreo ordenado, donde todo el mundo conoce su papel y donde la ilusión se palpa en el ambiente. Ion da los últimos retoques al jardín y, mientras, el equipo de cocina, encabezado por Gema, y el de sala, por Begoña, repasan juntos los últimos detalles de la boda. La conexión del equipo es fundamental; ya son 13 años que dan para escribir un libro. Son horas que imprimen en las personas esa confianza y esa comunicación a través de una mirada. Es la magia del equipo Deluz.
Todo listo, perfecto, impecable para un día especial en Deluz. Para una boda en la que, además de los novios y los invitados, nosotros también disfrutamos, vivimos y sentimos. ¡Que comience la fiesta!